Una lección magistral: Aronofsky (I)

Durante la edición de 2015 del Festival Internacional de Cine de Odessa (Ucrania) el cineasta Darren Aronofsky impartió una clase magistral en la que explicó el proceso por el cual ha desarrollado su particular imaginario y en el que ha perfeccionado su impronta autorial. De su intervención -que se puede ver íntegra en el vídeo incrustado en este texto- se pueden sacar valiosas conclusiones para el estudio y el análisis de su obra que pueden servir además como consejos para las futuras generaciones de directores.

La financiación.

“Honestamente, si estuviera rodando una película en este momento y tuviera recursos limitados, haría como cuando hice Pi, usaría la cámara de mi teléfono móvil. La dificultad de contar una historia en una película ya no es una cuestión financiera. Cuando hicimos Pi, la calidad de las cámaras de vídeo no era comparable con la de los dispositivos de ahora. Ya no hay excusas, tienes el poder, así que la cuestión es: ¿qué puedes hacer ahora que tienes la tecnología y el poder?”

Las historias.

“Hacemos esto para contar historias. Puedes optar por ir a Hollywood para contar historias grandes e idiotas o puedes aprovechar que estás en un ángulo del mundo que todavía no ha compartido tantas historias y encontrar una, verdadera y personal. Yo me hago una serie de preguntas: ¿qué pensarán mis amigos de Brooklyn? ¿Qué hace que una historia sea tuya? ¿Qué tipo de historia puedo contar solo yo? La clave es averiguar cómo entretener al público con una historia compuesta de cosas pequeñas. El cine te puede llevar a la mente de una niña de seis años de Irán o a un anciano de 75 años de Canadá y eso es lo más bonito de nuestro trabajo”.

Ganar dinero. 

“La realidad es que si cuentas historias personales, no ganarás muchísimo dinero, a no ser que seas muy, muy, pero que muy afortunado y tu gusto coincida con el de mucha gente”.

Los personajes.

“Cada historia que cuento es persona y cada personaje tiene reflejos de mí mismo, pero de la misma manera cada personaje refleja, espero, a todo el mundo. Solo puedes entender a un personaje si lo haces humano, es decir: que sienta las mismas emociones que todos sentimos, sin importar nuestra nacionalidad. Todo depende de encontrar esas personas que parecen normales y corrientes, pero que sí las observas detenidamente descubres que son realmente extraordinarias. Todas las historias son extraorinarias, solo tienes que enfocarlas. La cuestión es encontrar a la gente que hace cosas únicas y descubrir qué es lo que les mueve o les emociona”.

“Puedes identificarte con cualquier persona, pero lo interesante fue coger a dos personas muy diferentes entre sí, una bailarina y un luchador, e intentar demostrar esa teoría. La lucha libre es una actividad muy extraña y en EE UU está considerada la forma de arte más baja del mundo. Bueno, hay quien obviamente no lo considera ni siquiera un arte. Por el contrario, el ballet es increíblemente único a su manera, la mayor parte de la gente no entiende lo que es. ¿Cómo haces para acercarlo a la audiencia? En ambos casos resultaron creíbles y próximos al público porque se entendía la pasión, el deseo, la ambición de los personajes en el ejercicio de sus respectivas formas de arte, que es algo que todos podemos sentir, desear hacer algo bien. Así que creo que para encontrar un personaje universal debes simplemente buscar un personaje verdadero y honesto”.

La estética. 

“Tienes que pensar al aspecto final del filme y cómo forma parte de tu historia. No solo somos narradores de historias, sino que somos narradores audiovisuales, de modo que tienes que pensar en la estética y cómo puede contribuir a contar tu historia”.

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