La sonrisa: eficaz medicina.

Qué poco nos cuesta sonreír y sin embargo que rácanos somos a la hora de esbozar una sonrisa. Sonreír es saludable para quien lo hace y también por supuesto para quien lo recibe. ¡Ah!, y además, es barato, muy, pero que muy barato. Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto sonreír? Curioso misterio que me temo no voy a ser capaz de despejar en su totalidad.

La sonrisa es una forma amable y también fructífera de empezar una relación, cualquier relación. La persona que sonríe le está transmitiendo a su interlocutor en primer lugar su buen estado de ánimo y en segundo lugar su predisposición favorable a que la relación sea cordial y fructífera. La sonrisa es sin duda una excelente manera de facilitar las relaciones interpersonales, de hacer amigos y de conseguir los objetivos que nos hemos propuesto.

Pero la sonrisa no sólo influye de forma positiva en las relaciones entre los seres humanos, sino que es también una arma poderosa y eficaz para que el mensaje sea mas persuasivo. Por ejemplo, con una sonrisa una mujer tiene muchas probabilidades de empezar a “conquistar” a un hombre. También con una sonrisa puede ser más sencillo “persuadir” a un cliente y facilitar la consecución de un buen negocio. Con una sonrisa es posible “romper el hielo” tras una pelea con un compañero de trabajo. Con una sonrisa es más fácil “allanar” el camino en una discusión científica. Con una sonrisa es más accesible obtener información en una ventanilla pública, y hasta, si nos apuran, también con una sonrisa es más sencillo conseguir una mejor fila en el patio de butacas cuando solicitamos una entrada ara el musical de moda.

Ahora bien, la sonrisa puede ser también, según quién y cómo la emplee, un arma letal, sádica, destructora, siniestra, incluso cruel, terriblemente cruel. Hay sonrisas, y todos tenemos alguna experiencia en ello, que se clavan como dardos envenenados y son capaces de hacernos mucho daño. Pero afortunadamente son las menos y queremos centrar nuestra atención por el momento sólo los aspectos positivos.

La sonrisa es, además de un excelente medio para facilitar las relaciones personales y una poderosa máquina de seducción, una excelente medicina y una módica terapia eficaz y útil para todos los males.

Cuando el médico sonríe al enfermo le está aplicando, a veces sin ser del todo consciente de ello, un tratamiento eficaz, sencillo y económico. El enfermo se reconforta y tranquiliza, la confianza en su médico aumenta, y con toda seguridad el resultado de la intervención médica, sea cual sea esta, será mucho más positivo y favorable. La risa es un excelente remedio para las dolencias más diversas.

Pero si importante es prodigar sonrisas, mas lo es si cabe saber reírse de uno mismo. Este es un ejercicio que deberíamos hacer todos los días nada más levantarnos. Reírnos de nosotros mismos, no como muestra de frivolidad y desdén, sino como una manera de tener siempre presente lo relativo, nimio, baladí y superficial que es casi todo en esta vida.

No se tome la vida demasiado en serio, no merece la pena y procure utilizar el humor siempre que le sea posible. Además, y como dice este aforismo medico clásico que recojo en uno de mis libros (Doctor ayúdeme), nos conviene ser generosos al emplear la sonrisa, no en balde “para fruncir el ceño se emplean 32 músculos, para sonreír 28; sonría aunque solo sea por economía”.

 

 

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