El asesino dentro

Hay una pregunta, un rumor, que se está propagando por las salas de espera de los dentistas y por los gabinetes de prensa y por las casas de bien, entre otros muchos lugares. ¿Está el capitalismo herido de muerte? Y de esta pregunta se derivan otras igual de importantes y asombrosas. ¿Podemos escapar de él? ¿Nos han mentido quienes nos decían que era el fin último de la civilización porque era el sistema más perfecto diseñado por el hombre? ¿Podemos acabar con él gracias a la reflexión y a la acción directa? Y en ese caso, ¿quién puede mostrarnos el camino para hacerlo?

César Rendueles se ha propuesto en su libro Capitalimo canalla (Seix Barral) que sea la literatura la que desmonte uno de los sistemas económicos y de organización social más crueles de la historia, a pesar de las apariencias. Que sean los libros quienes nos expliquen la implantación progresiva de sus peculiaridades,  y que sean también ellos quienes desmonten sus presupuestos.

Así, Rendueles demuestra que la literatura es uno de los mejores lugares desde los que explicar el mundo, un espacio para lograr que los libros nos hablen de la realidad, nos la expliquen o nos la anticipen, nos adviertan o nos muestren posibles alternativas. Rendueles consigue, gracias a su historia personal del capitalismo a través de la literatura, que los libros de autores de todos los tiempos se pongan de acuerdo para dialogar en términos de igualdad y progreso. W o  el recuerdo de la infancia, Qué difícil es ser Dios, Robinson Crusoe, Rosa blanca, Frankenstein o el moderno Prometeo, El corazón de las tinieblas, En el camino. Muchas de estas obras nos ofrecen una realidad oculta y simbólica sobre las luchas de poder, sobre las condiciones del proletariado, sobre la interpretación de las élites, sobre la castración de las aspiraciones de los pueblos o sobre el enaltecimiento de las mismas. Sobre el esclavismo, la  alienación y el imperialismo. Sobre autoritarismo, globalización y neoliberalismo.

En definitiva, una historia sobre nosotros mismos.

El neoliberalismo posmoderno es un lugar frío y oscuro donde ser bueno y cuidar de los demás te convierte en un fracasado. La lógica del precariado no es sólo la de la explotación y la alienación, como en el capitalismo clásico. Es la destrucción social a gran escala.

A la edad de trece o catorce año, Rendueles nos dice que “Necesitaba los libros porque me salvaban del abismo del tedio social, que entonces me producía un vértigo desesperado.” Leer para darnos cuenta de qué leemos. Leer para no fiarnos de las apariencias. Leer para volver a ser conscientes, o al menos no tan ingenuos. Leer para seguir adelante. Leer para seguir leyendo. Y por eso es tan necesario este libro. Porque enseña a leer.

En una frase que Gamoneda le dirigió al autor del libro mientras rodaban un documental podemos encontrar una metáfora cruel sobre el suicidio que ha supuesto entregar todos nuestros poderes a un sistema corrupto construido sobre la base de la negación del otro. Estaban en un bosque y alguien comentó que el lugar había mejorado mucho con la reforestación. Entonces Gamoneda contestó: “¿Para qué tantos árboles si para colgarse vale con uno?” Todos deberíamos acercarnos a ese árbol y cortarlo de raíz. Y luego sí, luego estaremos en condiciones de reforestar ese lugar con árboles de los que no colgarán sogas a la medida de cada uno de nosotros.

Para expresar esa idea de crecimiento gracias a una lectura transversal de la literatura, vale acabar este comentario sobre el libro de Rendueles con una cita que no está en su libro, pero que pertenece a mi propia historia personal del capitalismo a través de la lectura. Es de Rafael Chirbes: “El capitalismo lleva su asesino dentro, yo llevo mi asesino dentro; lo de fuera, comparsa; los otros sólo son cómplices, nada más, el que de verdad te mata va contigo.”

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