Recuerdo que, mientras las Torres Gemelas ardían y se tambaleaban y finalmente caían y asesinaban a varios miles de personas y dejaban una cicatriz inmensa en el suelo de Nueva York, los presentadores de informativos televisivos decían un montón de cosas, quizá para tranquilizar a los espectadores que contemplaban un inusual acontecimiento que, poco a poco, se iba intuyendo que no era un accidente aéreo, ni dos, sino un atentado terrorista. Y uno de ellos, no recuerdo cuál, dijo que estábamos asistiendo a un momento histórico, algo que recordaríamos en el futuro cuando nos preguntáramos “¿qué estabas haciendo tú el 11-S?”. Y quizá debido a la conmoción que estaba -que todos estábamos- sufriendo en ese instante, aquella frase me pareció acertada porque, en efecto, gran parte del planeta en ese momento, salvando las diferencias horarias, estaba delante de un televisor observando dos rascacielos que se desplomaban, pero estaba también corroborando que la Historia no había acabado, como se habían apresurado a anunciar ciertos teóricos al final de la confrontación de bloques, sino que la Historia continuaba en riguroso directo delante de nuestros ojos. Y aquello era, sin duda, el comienzo de algo que no podíamos llegar a imaginar.
La televisión nos había convertido en testigos, casi voyeurs, de la Historia, y nos había hecho creer que éramos también partícipes de la misma, pero era solo una ilusión. Al cabo de unos años, aquella afirmación se demostró absolutamente falsa porque a nadie le interesaría lo más mínimo qué demonios estabas haciendo el 11 de septiembre de 2001 a menos que lo hubieras vivido dentro de las Torres Gemelas. El mundo cambió, seguramente a peor, y todo se volvió más complicado y más aterrador. Pero nuestra experiencia personal es una insignificante y banal gota de agua en un océano. Sin embargo, han pasado quince años y aún continuamos arrastrando el trauma, convencidos de que alguna vez nuestro testimonio será importante. Pero no hay intrahistoria que valga porque seguimos contando tan poco como antes.