Estos días hemos visto la desfachatez, la desvergüenza y la sobresimulación en estado puro. Paco Sanz, persona aquejada de la enfermedad de Cowden, nos ha presentado la cara mas burda, falaz y desnaturalizada de lo que puede llegar a ser un enfermo crónico, cuando este, además de una dolencia física, tiene también una personalidad con rasgos psicopáticos.
“Paco el tumores” está enfermo, pero no como él cuenta y relata en sus videos. No se va a morir, afortunadamente. No tiene 2000 tumores, como alardea y proclama para obtener donaciones generosas y bienintencionadas. Paco es simple y llanamente un sinvergüenza de tomo y lomo. Paquito “el tumores” es lo que los médicos llamamos un sobresimulador.
Lo de este personaje es un hecho llamativo, entre otras cosas por que los medios así lo han querido al servirnos en bandeja sus trampas, sus montajes y sus mentiras. Hemos visto sin genero de dudas su manera de engañarnos, por cierto bastante burda cuando se analiza desde mi experiencia como psiquiatra forense.
También hemos visto en los videos a algunos de sus cómplices. Entre ellos dos han sido catapultados a la “fama mediática”. Por un lado su novia actual y al parecer coguionista de la farsa. Por el otro su madre, contenta y feliz por tener un hijo con tanto talento artístico, dando saltos de alegría y júbilo que todos hemos visto, mitad anonadados y mitad crispados.
Lo peor de esta historia es que hay mas “Pacos” que no son tan famosos, ni salen en televisión y que tampoco buscan dinero directo a través de videos, ni pretenden conseguir donaciones, pero si defraudan al sistema publico de salud, es decir a todos nosotros, aumentando sus molestias, creando síntomas, alterando pruebas analíticas, retorciendo el espíritu de la ley, y todo para conseguir prolongar una baja, aumentar una prestación económica indemnizatoria o ser considerados como incapacitados para su trabajo habitual.
La simulación y sobresimulación son tan antiguas como la humanidad misma. Es picaresca rastrera. Son estos malos modos de actuación, sobre todo en un momento de zozobra social. La simulación ha existido siempre, lo que ha pasado con “Paco el tumores” es que lo hemos visto en primer plano y de forma tan clara que nos ha sorprendido e irritado.
Personalmente Paquito me da pena. Si, me da pena por que es el prototipo de la mendacidad y del esperpento, y sobre todo por que veo en él una parte de la miseria humana. Ahora Paco, escondido, avergonzado y posiblemente cabreado, está recibiendo el desprecio social (probablemente le importe poco) y el reproche penal correspondiente (estoy seguro que esto le importa mas).
De todo se puede aprender y de este esperpento también. La tragicomedia de “Paco el tumores” nos deja una moraleja muy clara: “las mentiras tienen las patas cortas” y mas pronto que tarde pasan una factura muy costosa. Espero que los otros Pacos que existen, viendo las barbas de su vecino pelar…, pongan las suyas a remojar.