No, no es un desliz, ni una equivocación tipográfica. El título de mi reflexión quiere poner de manifiesto un sentimiento extendido, aunque también camuflado. Una percepción frecuente, aunque encubierta por un “buenismo” generalizado que parece inundarnos en estas fechas. Es, en suma, una forma diferente de entender la Navidad, que aunque no sea socialmente aceptada ni bien vista, es, a mi entender, real como la vida misma.
Y es que la Navidad ha cambiado mucho su esencia en los últimos años. Ahora los días navideños son, ante todo y sobre todo, un periodo vacacional, “contaminado y marcado”, eso sí, por las abundantes cenas, comidas, regalos, fiestas, viajes, árboles, belenes y demás artículos de este peculiar momento festivo.
Hoy las Navidades son una excusa para celebrar y recordar lo que nos gustaría ser, pero no lo que en verdad somos. Las Navidades se han convertido en un canto y apología al consumo desmedido y al desmadre gastronómico y enólico. Estas fiestas son para muchos una recalcitrante “obligación” de ser “aparentemente felices”, cuando su vida realmente no les da muchos motivos para ello. Y es que la Navidades son para una buena parte de la población, unas fechas tristes donde se echan en falta a los seres queridos y donde se percibe más que nunca la desgarradora soledad que a veces nos atenaza.
Mi recomendación como estudioso de la salud mental es sencilla y contundente. No se sienta obligado y forzado a hacer lo que conviene en las fiestas navideñas, sino aquello que desee. Intente ser natural, espontaneo y sobre todo sincero. Trate de no entrar en el “circo mediático” y no se deje influir por los anuncios empalagosos y cargantes. Rechace esos “compromisos ineludibles” y esas “reuniones familiares” que luego ni son ineludibles y que de familiares solo tienen la fachada. Controle sus gastos y no tire la casa por la ventana, no por mucho regalar va a conseguir que le quieran mas ni que su autoestima aumente. Aun esta a tiempo de hacer las cosas de otra forma. De una forma mas sana y sincera.
Como dicen algunas proclamas y mensajes “navidad debería ser todo el año” y no solo estos días que se nos avecinan. El espíritu y las actitudes de tolerancia, concordia y respeto por los demás no son patrimonio exclusivo de unas fechas concretas del año, sino que tendrían que ser una forma de vida que no esté sujeta a credos religiosos ni a las fechas del calendario.
¡A pesar de todo les deseo unas felices y saludables fiestas!