¿Hay alguien ahí? Espero que no muchos. Me estreno en esto y desde que el director de “Tiempo” me pidió que escribiera un blog he notado un cierto desasosiego. En mí mismo, claro. Los que tenemos más de 30 años, bueno, más de 40, bueno… pues eso, los que no hemos nacido con un ordenador bajo el brazo conservamos un respeto reverencial por el artículo impreso, ese que tienes que escribir, si trabajas en un semanario, tres, cuatro e, incluso, cinco días antes de que la revista esté en los quioscos. Eso son emociones fuertes: escribir desde la imaginación, anticipar el futuro, montar crisis de Gobierno cada trimestre, coincidiendo con el IVA. Esto otro, lo de Internet, tiene mucho menos mérito. Lo publicas y lo “despublicas” a tu antojo, en tiempo real; puedes añadir la foto de tu primera comunión (o mejor la de George Clooney, por si cuela), vídeos, enlaces con otros artículos y qué se yo cuántas cosas más. Por si fuera poco, lo que llaman el “sistema” te va contando cuántos te leen y los palos que te pegan los que te leen. O sea, maltrato animal. El papel es mucho más benévolo: permite el autoengaño y no condiciona la autoestima. Seguir leyendo