Durante el recorrido del “Tramabus” de Podemos, Pablo Iglesias en sus sesudas indicaciones como guía turístico ha dicho textualmente refiéndose a la organización del viaje que “esto es la democracia”. Si la organización del bus urbano/interurbano “es la democrarcia”, habrá que referirse al mismo más que de “Tramabus” como de “Trama-Trola-Bus”. Pablo Iglesias, ya necesitó en otras ocasiones, que le recordaran que la democraica es el ejercicio de cualquier facultad conforme a la ley, y se sobreentiende que, igualmente, conforme al sentido común.
Si hace unas semanas cualquiera convendrría (odemos, el primero) que el autobus de “Házte oir” contra la transexualidad tenía poco o ningún sentido, esta misma ausencia de sentido común es el que tiene el “Tramabus” y, por tanto, el “Trama-Trola-Bus”. El leninismo de Pablo Iglesias le lleva hasta el punto, no siendo de su gusto la respuesta de los tribunales a los casos de corrupción, de organizar un “Tramabus” pero que en realidad es un “Trama-Trola-Bus” porque la única respuesta con sentido común (nos guste o no, porque son prefesionales del Derecho) es la que está institucionalizada por medio de los tribunales.
El “Tramabus” lo que sí que ha evidenciado es que Pablo Iglesias parece que se percata de la inconsistencia de su sueño quimérico de ser presidente del Gobierno y ello porque del asalto a los cielos (en línea ascendente) ha pasado al asalto a las calzadas-carreteras (en línea horizontal) y con sus interminables números circenses, en las futuras convocatorias electorales la línea ascendente (ahora, ya sólo, horizontal) se tornará en descendente (y no en picado porque demogagia la hace hasta quien no sabe ni qué es la democracia). Nadie niega los casos existentes de corrupción en España pero Podemos es el único que niega la corrupción en Venezuela donde debe utilizarse con la mayor propiedad no, el término “Tramabus” sino “Carrotrama” presidencial ( y, además, sin ninguna respuesta judicial).