Esas chicas

Girls, la serie creada, escrita, dirigida y protagonizada por Lena Dunham está emitiendo su sexta y última temporada. No sé sabe aún qué sucederá al final con sus cuatro protagonistas -y sus satélites-, aunque se pueda intuir cuáles serán sus derroteros.

Ahora lo damos por descontado y podemos empezar a escribir grandes glosas sobre la importancia de esta serie, pero allá por 2010 Dunham estuvo a punto de seguir un camino diferente. Aquel año, después de haber estrenado su primer largometraje, la producción independetísima Los pequeños muebles, varios estudios la llamaron a sus despachos para proponerle diferentes proyectos, en general adaptaciones de libros adolescentes. Pero HBO le pidió algo diferente: que pusiera un par de ideas en un papel para una serie de televisión. La revista The Hollywood Reporter ha publicado el contenido de ese pitch (“lanzamiento”, una expresión del argot de los productores).

“Sexo en Nueva York retrataba a un grupo de mujeres que han triunfado en el trabajo, pero que están volviéndose locas con el tic-tac de las agujas del reloj biológico. Gossip Girl trataba de perder la virginidad y ganar popularidad en un mundo adolescente, donde nadie se preocupa por quién votar o por cómo ganarse la vida. Pero entre la adolescencia y la madurez hay una incómoda tierra de nadie donde las mujeres han sido lanzadas desde el instituto a un mundo sin glamour ni una organización definida” [...].

“Productos de la recesión, estas chicas están sobreeducadas e infraempleadas [...] Son la generación de Facebook e. irónicamente, se sienten aisladas por toda esa conectividad (pero dispuestas a cotillear en las redes sociales, a lanzar mensajes calientes en Twitter o a descifrar mensajes de texto como si fueran antiguos jeroglíficos, o a bloguear fotos de toda la comida que ingieren). Navegan en un mar de transición para dejar lejos la tierra de la co-dependencia de las amigas del instituto, pero no dudarán un segundo en coger un teléfono para compartir con ellas la llegada de la menstruación o la visión de un hombre que se masturbaba en el metro o quizá la de otro hombre que se parecía a un chico con el que fue de campamento (y si fuera él, quizá tenga Facebook). Son hermosas y exasperantes. [...] Son vuestras amigas, hijas, hermanas y empleadas. Son mis amigas y nunca las he visto en la tele”.

Esas chicas, ahora, son también nuestras amigas, y no solo porque las hemos visto en la tele.

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