Hoy, primer lunes de marzo, arranca esta sección semanal con la esperanzadora e inútil intención de descubrir de qué hablamos cuando hablamos de literatura.
Siempre que sea posible recurriré a las “confesiones” que decenas de escritores me han ido revelando a lo largo de estos años. Cuando no sea posible, me valdré del derecho a la cita (ya se certera y bien traída, aleatoria y/o manida, e incluso “copiada” del último libro de Vila-Matas) para que, pase lo que pase, todos los lunes hablemos de literatura.
Ahí van las dos primeras aproximaciones.
1.
Daniel Jiménez: ¿Sabe usted para qué sirve la literatura? Hace unos días, en un manifiesto que se dice a sí mismo plagiarista, y que parece escrito por usted o por su amigo Manuel Vilas, leí que la literatura no sirve para nada; que la literatura sólo sirve para la literatura.
Agustín Fernández Mallo: ¿Eso dice ese manifiesto? Pues no, no lo he escrito yo, pero ponga ahí que yo estoy muy de acuerdo con eso.
2.
Daniel Jiménez: En una entrevista reciente usted ha dicho que la literatura no trata de imponer la verdad sino de cuestionar todas las verdades. ¿Puede la literatura cambiar el mundo?
Carlos Fuentes: (Risas) No, por Dios. El mundo se cambia por cosas mucho menos importantes que la literatura.