James Carville, estratega electoral de Bill Clinton en la campaña de las elecciones americanas de 1992, buscó y encontró una fórmula de derrotar a George Bush -el primer Bush-, que con sus éxitos en el final de la Guerra Fría y de la Guerra del Golfo Pérsico llegó a un histórico 90% de aceptación popular y parecìa imbatible en las urnas. Carville decidió que Clinton, entonces Gobernador de Arkansas, debía centrarse en asuntos más relacionados con la vida de los ciudadanos y sus necesidades inmediatas. Así nació el eslogan “¡la economía, estúpido!”, que el propio Carville colocó en un gran cartel en el cuartel general electoral del Clinton, que ganó las elecciones. Seguir leyendo
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Jesús Rivases
Director del semanario 'Tiempo', analiza todas las claves de la actualidad.
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