Estoy encantada de la vida. Octubre es, para la que os escribe, el mejor mes en Japón. Durante el día, la temperatura es de unos veintidós grados mientras que por la noche se mantienen alrededor de los quince. Brilla el sol con un poquito de brisa… ¡ES MARAVILLOSO! Por eso el pasado sábado, pusimos un cojín en la cesta de la bici, colocamos a Carlota y nos fuimos en busca de zonas verdes, sin un destino claro pero con la referencia del río Tama, el más importante que atraviesa Tokio. Y llegamos al río. Y nos topamos con una zona nueva con numerosas terrazas. Y… ¡SORPRESA!
La terraza era de la pastelería Mallorca, un negocio muy conocido en España que abrió sus puertas en Madrid en 1931 y que ha ido creciendo con el paso de los años… Tanto, que ha llegado a Japón: el primer país extranjero donde se ha instalado.
Hasta aquí no sólo han llegado sus famosas y deliciosas ensaimadas (que tuve la oportunidad de probar en numerosas ocasiones cuando vivía en Madrid).
También apuestan por el pan, en todas sus versiones, dando mucha importancia a la figura del bocadillo. Para nosotros es normal pero aquí en Japón no es habitual ni comer mucho pan (sustituido por el arroz) ni meter nada dentro.
Los dulces de Mallorca tampoco faltan en sus vitrinas.
El establecimiento, además de ofrecer todo lo que habéis visto hasta ahora, también tiene una parte de tienda donde puedes encontrar productos españoles que, posiblemente, no estén en ningún otro estante nipón. Vaya por delante que yo soy de las que no echa nada en falta de manera especial porque la gastronomía japonesa es maravillosa; no pasa nada si no como jamón en meses pero he de reconocer que cuando vi NOCILLA en uno de los estantes ¡me volví medio loca!
La Nocilla me recuerda a mi casa, a cuando era pequeña, a cuando se acababa el vaso – muchas veces con dibujos, lo limpiábamos y luego lo utilizábamos, a cuando mi hermana se comía la blanca y yo la negra, a cuando desenvolvía el papel de aluminio del bocadillo que mis padres me habían preparado para el colegio y descubría que era de Nocilla…
Por cierto, en la pastelería todo tenía esencia española; todo lo que me encontré podría estar perfectamente en cualquiera de las vitrinas de España… Todo menos una cosa muy japonesa que os contaré el próximo miércoles.
¡Feliz semana! Y venga, un poco de Nocilla a mi salud