España es un país líder en recepción de la última oleada de inmigración y lo hace bastante bien, mucho mejor que la media europea, por lo que respecta a la integración y condiciones de vida. Por el contrario, y tal y como también acaba de denunciar la ONU –que ha pedido el fin de las redadas indiscriminadas a inmigrantes-, suspende en lucha contra la discriminación.
En la parte positiva, España es uno de los países industrializados donde mejor condiciones de llegada, residencia y trabajo disfrutan los inmigrantes, según ha concluye la última edición del Índice de Políticas de Integración de Inmigrantes (MIPEX) que cada tres años elabora el British Council sobre la situación en 37 países en Europa y Norteamérica.
Este exhaustivo documento sitúa a España entre los 5 mejores países por lo que se refiere a movilidad laboral, para lo bueno y también para lo malo. La ley española contempla que ellos y sus familiares reagrupados tienen que tener los mismos derechos laborales que los nacionales, con los que también comparten todo tipo de contratos intermitentes y temporales, hasta su explosión, en sectores sujetos a la burbuja inmobiliaria. Por eso los inmigrantes se han visto especialmente perjudicados por el fin de la era del ladrillo, pero el informe augura que, igual que el resto de españoles, volverán a encontrar trabajo cuando se recupere la economía.
España es el tercer país más favorable a la reunificación familiar, que alcanza sin problemas a esposos, parejas e hijos y es más limitada a padres y abuelos. También son especialmente favorables las condiciones para conseguir un permiso de residencia de larga duración, que se otorga después de cinco años y teniendo unos ingresos básicos. Mucho más complicado que en resto de Europa es, sin embargo, alcanzar la nacionalidad española. La media europea se sitúa entre 4 y 6 años; la española, en 10.
La educación es otro de los capítulos en los que las políticas migratorias españolas consiguen muy buena nota, según el MIPEX. El acceso es igual a los nacionales, a lo que se suman programas de apoyo y enseñanzas bilingües para los recién llegados.
España suspende por la restricción de los derechos de voto a los inmigrantes no comunitarios. Los ciudadanos de la UE pueden votar en las municipales y los extracomunitarios, sólo si existe un acuerdo de reciprocidad con sus países de origen.
Pero el verdadero punto negro está en la lucha contra la discriminación de los inmigrantes y la xenofobia, algo que de lo que no solo alerta el MIPEX, que asegura que “España es uno de los países menos preparados para luchar contra la discriminación”. La Comisión para la Lucha contra la Discriminación y el Racismo del Consejo de Europa (ECRI) también llegaba a una conclusión similar. En su cuarto informe sobre España publicado recientemente alerta de “aspectos preocupantes” en este campo. Además de los “guettos” de la población gitana, advierte del “elevado número” de movimientos neonazis que se mueven por Internet sin que las autoridades actúen de una manera contundente contra ellos y de fallos en el sistema de acogida de inmigrantes. Según ECRI, los centros de acogida no garantizan el acceso a abogados o a ONGs a los inmigrantes y existe una “alarmante escasez” de trabajadores sociales para atenderlos. Especialmente penosas son las condiciones de los menores que llegan a España, porque se enfrentan a procesos de repatriación en los que no pueden pagar un abogado y en los que los métodos para determinar sus edades están desactualizados y son poco fiables.