Corrupción y corrupción. Que si el Caso Púnica estalla en campaña electoral, que el Caso EREs avanza inexorablemente hacia el procesamiento de políticos ilustres… Casos y más casos de corrupción se agolpan cada día en todos los medios de comunicación mientras los políticos se tiran los trastos a la cabeza a la espera de ver lo que dicen las encuestas. Que los corruptos sean descubiertos y paguen por sus actos es un ejercicio necesario de limpieza, pero hace falta más.
Aunque con cuentagotas, comienzan a surgir promesas electorales, de momento centradas en propuestas fiscales más o menos disparatadas o sencillamente imposibles de llevar a la práctica. Pero nadie habla de qué nos espera realmente en los próximos años. Ningún político explica cómo España puede seguir creciendo o cómo acabar con el perverso sistema de repartir el empleo con sueldos más bajos. Tampoco nadie explica cómo hacer que el sistema público de pensiones aguante el tirón de los sueldos bajos que están recortando la recaudación del sistema.
Y, por supuesto, nadie explica cómo se puede cambiar el sistema productivo español para que sea viable. No se trata solo de que las prestaciones sociales sean la agarradera de quienes no tienen para comer o para pagar la hipoteca. Se necesita que la economía garantice que los españoles que trabajan no sigan siendo pobres porque su sueldo no les da para vivir dignamente. Y para eso no sirve repartir la pobreza. Hay que crear riqueza y repartirla mejor. ¿Han oído ustedes a alguien hablar de esto durante los largos meses que llevamos ya de precampañas y campañas electorales permanentes? Pues eso. Así nos va.