Si hasta la fecha todas las propuestas de diálogo se han reducido a “referéndum sí; o referéndum también”, ahora Joan Coscubiela dice que tras el 1 de octubre debería de haber una propuesta de diálogo que “no puede ser otra ” que un referéndum pactado. Dicho con otras palabras: el mismo perro con distinto collar. ¿Qué diálogo se puede pretender, ver que existe, en un pacto en el que una de las partes impone su contenido (referéndum bilateral/pactado)? Los pactos implican exponer y argumentar para convencer pero sobre todo los pactos chirrían con las imposiciones.
Pocas veces cuando surge un problema, éste mismo te ofrece directamente la solución y es lo que sucede con el tema catalán. La Constitución no permite el separatismo al modo del parto de los montes de los días 6 y 7 de septiembre en el Parlament pero sí que lo permite a través de la vía del quorum preciso para llevar a cabo una reforma constitucional con tal fin. Por ello, la Constitución no sirve de apoyo al separatismo en cuanto que cualquier conato de tantear la obtención del quorum separatista no es que saldrían quemados sino que resultarían abrasados dado que quedarían en las antípodas de dicha obtención.
En lugar de echar “agua” (exponer argumentos para convencer a todos los españoles que lo óptimo es el separatismo) se dedican, antes del 1-O y parece que lo mismo sucederá tras el 1-O ( según lo que propone Joan Coscubiela recogiendo la opinión de otros), a echar “gasolina” (las imposiciones) a esa llama que vela por proteger la unidad de España que es la Constitución y que vertiendo “gasolina” en esta llama, lo único que hacen es robustecerla con la totalidad del Estado de Derecho en defensa de la misma.
El separatismo no necesita de salvadores del mismo (se supone que se bastan por sí mismos) como Pablo Iglesias convocando una asamblea de parlamentarios en favor del derecho a decidir separatista que no existe ni, menos aún, necesita España “patriotas” ( como reiteradamente le gusta a Pablo Iglesias llamarse) que fomenten el separatismo.
El separatismo lo que necesita es ante “grandes males” (no obtención del quorum necesario), “grandes remedios” (argumentar y convencer a la mayoría de los españoles) y mientras ello no suceda sólo cabe el diálogo de pactos y no el “diálogo” de imposiciones.
El único que roba es quien pretende sustraer la soberanía de la Nación española sin el consentimiento de la totalidad de sus titulares.