Obsesión alleniana

París-Manhattan

Dirección: Sophie Lellouche

Reparto: Alice Taglioni, Patrick Bruel y Marine Delterme.

Una de las primeras etapas de la cinefilia juvenil pasa por el descubrimiento de Woody Allen: un autor que requiere un espectador cómplice para abordar preguntas existenciales, ya sea en tono cómico o dramático y es, en cualquier caso, menos denso que Ingmar Bergman, la influencia artística confesa del neoyorquino. Es un paso intermedio, necesario: una plataforma desde la que se salta a otros autores aún más complejos porque Allen, evidentemente, no tiene respuestas para todo. Pero no se la abandona nunca con la esperanza de que cada nueva película suya vuelva a tocar algunas de esas teclas que cambiaron la melodía de nuestro cerebro.

La debutante Sophie Lellouche, que escribe y dirige este filme, no esconde su obsesión alleniana que transmite a la protagonista, Alice, una farmacéutica sagaz y bellísima que está convencida de que el bueno de Woody le habla directamente a través de sus películas. La joven no encuentra una pareja que la convenza, a pesar de los denodados esfuerzos de toda su familia por presentarle hombres que puedan estar a su altura. Y es por esa razón que en un momento dado abandona toda esperanza y, consecuentemente, al faro vital que le ilumina.

París-Manhattan, que se estrena en España con dos años de retraso coincidiendo con el estreno del nuevo filme de Allen, es una ligerísima comedia romántica que contiene una infinidad de guiños a la filmografía del director de Annie Hall y aunque no llega ni a rozar la superficie de la profundidad del cine del homenajeado, se contempla con gusto y se recibe como recompensa un hermoso desenlace con sorpresa incluida.

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