Los calzones de Pedro Sánchez

Tras el recuento de los avales para las primarias del PSOE, Pedro Sánchez ha realizado una eufórica lectura diciendo que estamos ante un 59 (59.390) frente a un 53 (53.117) y que esto son, sólo, dos triples que los vamos a meter al inicio de la segunda parte. Habría que recordar la fábula del águila y los gallos en que se cuenta que hubo una vez un gallo que tras   diversas peleas con otros gallos resultó victorioso de las mismas y se subió (sacando pecho) al tejado del corral  y , un instante después,  pasó un águila (léase, los votantes no militantes del PSOE) y se lo llevó. Ahora resulta que el viaje de Pedro Sánchez consistía en ponerse unos calzones y lanzar dos triples.

El viaje de Pedro Sánchez, sin embargo, tiene algo de delirante porque quien no quiere aceptar su pasado (las dos derrotas otorgadas por los votantes no militantes) no puede afrontar el futuro (con o sin calzones). El contenido del viaje de Pedro Sánchez no es el lanzamiento de dos triples sino un triple salto mortal constituido éste (tras las dos derrotas electorales) por su, en su caso, victoria en las primarias que arrastraría al PSOE a que los jueces supremos, constituidos por los votantes no militantes, tengan que pronunciarse sobre un tema que es ya cosa juzgada (desde las eleciones de diciembre de 2015 : “no – es – no” a Pedro Sánchez) y así se recordó en las elecciones de junio de 2016.

Después del ajustado margen  de avales entre Susana Díaz y Pedro Sánchez, se divaga mucho sobre uniones y desuniones pero éste no es el momento de elucubrar sobre socialdemocracia por aquí, socialdemocracia por allá  ni de solmarea sino de fijar claramente (no para después de las primarias ni para el posterior Congreso) la cuestión de si el PSOE opta por la deriva antisistema de Pedro Sánchez (con el explícito y proyectado pacto con Podemos como se destaca en su programa para las primarias) por muchas cautelas y contracautelas que aspirante a secretario general pueda establecer. No se olvide que cuando nacen ( l futuro pacto de Pedro Sánchez con Podemos) siameses asimétricos en que uno de ellos (Podemos) es de tamaño muy inferior al otro (PSOE), aquél parasita a éste.

A veces, el mayor enemigo no es el bar de copas (PP) que tenemos en los alrededores de nuestro edificio (España)  de comunidad de vecinos en régimen de propiedad horizontal sino el contiguo vecino (Podemos) que tenemos pared con pared. El partido republicano y el partido demócrata de EEUU tendrán sus diferentes planteamientos y así mismo el PP y el PSOE, aún  mayores divergencias, pero lo que que los cuatro partidos tienen en común (así mismo como Ciudadanos) es que ninguno es un partido antisistema.Respecto a la llamada Tiple Alianza ( si llegase su necesidad en algún momento así como los linderos izquierda/derecha no son los del pasado no sólo porque  los tiempos cambian sino sobre todo porque surgen cuestiones más apremiantes como la locura antisistema, la locura populista, la locura demagógica, independentista, etc…), nuestro sabio refranero nos dice que “siempre es mejor un mal pacto (léase, la Triple Alianza) que un buen pleito” (léase, la rescisión del pacto que Pedro Sánchez, en su documento para las primarias, proyecta con Podemos). Por su parte, el Frente Nacional de Marine Le Pen  y Podemos son los caras de la misma moneda: populismo demagógico. Dice Pablo Iglesias que el PP es un cenagal de corrupción pero de  lo que verdaderamente aún se está a tiempo es que tras el 21 de mayo el PSOE no sea un cenagal de rosas moradas sino un parterre de rosas rojas.

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