Hipernormalización

En Imperio, la monumental antología de reportajes sobre la Unión Soviética, el periodista polaco Ryszard Kapuściński cita al filólogo y filósofo ruso Yuri Borev, al que se le atribuye una ingeniosa comparación entre la URSS y un tren en marcha:

El tren se dirige hacia un futuro luminoso. Lo conduce Lenin. De pronto: stop, se han acabado las vías. Lenin apela a la gente pidiendo que trabaje horas extras los sábados; se colocan más vías y el tren puede continuar viaje. Después se pone a conducirlo Stalin. Y también se acaban las vías. Stalin manda fusilar a la mitad de los revisores y de los pasajeros, y obliga a los demás a colocar vías nuevas. El tren se pone en marcha. Jruschov sustituye a Stalin, y cuando se acaban las vía ordena desmontar las que el tren ha dejado atrás y colocarlas delante de la locomotora. Jruschov es sustituido por Bréznhev. Cuando vuelven a acabarse las vías, Bréznhev dispone que se corran las cortinas de las ventanillas y que se balanceen los vagones de tal manera que los pasajeros crean que el tren continúa en marcha.

En su ensayo de 2006 Everything was forever, until it was no more: The last Soviet generation, Alexei Yurchak describe la paradoja que era la vida en la URSS durante los años precedentes al colapso, cuando todos los habitantes sospechaban que el sistema se estaba yendo a hacer puñetas, pero nadie podía imaginar una alternativa, otra forma de vivir diferente a la soviética. De esa forma, la sociedad seguía funcionando, pero en una especie de ficción, como el tren que describía Borev, balanceado manualmente para crear la ilusión de que seguía hacia adelante. Para describir este proceso Yurchak acuña el término “hipernormalización”.

La hipernormalización sería una forma colectiva de inercia, no necesariamente inconsciente: el colectivo sospecha que se asoma al abismo, pero se engaña a sí mismo convenciéndose de que aún queda mucho o de que en el peor de los casos la caída no será tan dura. ¿Les suena de algo?

El documentalista y periodista de la BBC Adam Curtis ha elaborado un exhaustivo ensayo audiovisual en el que desarrolla la idea de la hipernormalización en el mundo capitalista de la era Trump en el que profundiza en los motivos ideológicos que justifican las llamadas fake news o, en el vocabulario del magnate, “hechos alternativos”: la información convertida en una herramienta indispensable que sostiene la realidad virtual que hemos creado; el hiperespacio como simulación de la simulación en la que vivimos.

Curtis se ha adaptado perfectamente al formato que le ofrece BBC iPlayer, el portal de contenidos digitales de la televisión pública británica, y a pesar de su experiencia de más de cuatro décadas en televisión, su particular estilo caracterizado por un montaje frenético de imágenes de archivo, narración en off e interconexiones narrativas se adapta perfectamente a un formato que no se emite en directo, se puede parar para tomar notas o incluso retroceder.

Porque HiperNormalisation no es un documental al uso en el que el director expone unos hechos, las pruebas que lo demuestran y las voces que lo confirman, sino que es más bien un ensayo filosófico que sostiene una tesis que argumenta con hechos históricos y respalda abundante documentación audiovisual. Si buscan la verdad como un tótem definido no la encontrarán escondida en sus tres horas de duración, pero sí una estimulante visión del mundo.

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