Juego de patriotas

Dentro de un engranaje industrial tan planificado y complejo como es Hollywood, hay pocos autores que aún son capaces de sacar adelante sus propios proyectos ajenos a las lógicas comerciales. Oliver Stone es uno de ellos. Por eso, la fecha escogida para el estreno de su nueva película en Estados Unidos no parece fruto de la casualidad o de una maniobra de marketing enfocada a la inminente temporada de premios. Snowden, que reconstruye la vida del exfuncionario que denunció el programa de vigilancia masiva ilegal desarrollado por la NSA, llega a las salas estadounidenses el 16 de septiembre, pocos días después del quince aniversario de los terribles atentados del 11-S, que no solo redefinieron la política internacional del país, sino que además justificaron un continuo estado de emergencia y vigilancia auspiciado por la Ley Patriota, promulgada por el entonces presidente George W. Bush en octubre de 2001 y reformada en 2015 tras la filtración de Snowden.

La premiere mundial de Snowden se ha celebrado el 10 de septiembre dentro de la programación del Festival Internacional de Cine de Toronto. Durante la rueda de prensa de presentación, el director y guionista estaba acompañado del reparto del filme. El actor Joseph Gordon-Levitt, que encarna a Snowden, a quien conoció en una reunión en Moscú, aseguró que lo que más le sorprendió del exfuncionario estadounidense fue su patriotismo. “Lo hizo por amor sincero a su país. Incluso se alistó en el Ejército en 2004, en el año más duro de la Guerra de Iraq porque quería luchar por su país”, dijo Gordon-Levitt, que a continuación explicó que para él, existen “dos tipos de patriotismo”, aquel de quienes “asumen todo lo que hacen los gobiernos de manera acrítica”, y de quienes “se hacen preguntas y se cuestionan determinadas acciones porque consideran que violan los principios fundamentales del país”, haciendo referencia a Snowden, acusado de delitos de traición, espionaje y apropiación indebida, y considerado un desertor por la parte más conservadora de la opinión pública estadounidense.

Durante su intervención en Toronto, Stone fue muy crítico también con Barack Obama, a quien ha definido como “uno de los gestores de vigilancia más eficaces del mundo”. En su opinión, el programa de la NSA destapado por Snowden “es el sistema de vigilancia más caro e invasivo que haya existido jamás y lo creó Obama”. Stone simpatiza con Snowden. Como él, estuvo en el ejército -veterano de Vietnam condecorado- y también se considera un patriota, como dijo a esta misma revista en una entrevista en octubre de 2013. En su filmografía ha demostrado ser siempre crítico con las diferentes administraciones estadounidenses y en especial por sus relaciones con los países de América Latina -desde su segundo filme, Salvador (1986) a sus recientes documentales sobre Fidel Castro o Hugo Chávez-, e incluso ha producido una serie de documentales en la que ponía en cuestión la “versión saneada al estilo Disney” de la historia que los estadounidenses se han contado tantas veces, “una narrativa triunfalista en la que siempre ganamos y siempre tenemos razón”.

Quizá por todo eso sus filmes generan siempre impresiones encontradas, a veces motivadas por prejuicios políticos más que por argumentaciones estéticas, y las primeras críticas de Snowden reflejan esa polarización, que de alguna manera representan la división política que atraviesa EE UU en víspera de las elecciones de noviembre. La película se ha estrenado en primicia para Europa el pasado 21 de septiembre en el Festival de San Sebastián, pero no llegará a las salas comerciales de España hasta el 14 de octubre.

 

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